Virgen Dolorosa Reina del Amor.
Madre Sufrida, en la Cruz del Redentor.
Con Tu Hijo Agonizando, Guardas silencio.
Te haces corredentora del Universo.
Libras la Batalla, de la primera Eva.
En tu interior la espada, se clava llena.
Al escuchar, clamar a su Hijo
En un grito desgarrado,
¡Padre, Por qué me has Abandonado¡
Virgen Dolorosa Reina del Amor.
Madre sufrida, en la Cruz del Redentor.
Autora: Mercedes Ramos.
La Madre piadosa estaba junto a la cruz, y lloraba mientras el Hijo pendía; cuya alma triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía.
¡Oh cuán triste y afligida estaba la Madre herida, de tantos tormentos llena, cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena!
¿Y cuál hombre no llorara si a la Madre contemplara de Cristo en tanto dolor? ¿Y quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre. Vio morir al Hijo amado que rindió desamparado el espíritu a su Padre.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad * ¡Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarlo me anime, en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí. Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar y de veras lastimar de sus penas mientras vivo; porque acompañar deseo en la cruz, donde lo veo, tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas que el llanto dulce me sea; porque su pasión y muerte tenga en mi alma de suerte que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio; porque me inflame y encienda y contigo me defienda en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance, vida y alma estén; porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma a su eterna gloria.
Amén.
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