La imagen de la Señora de Todos los Pueblos
La
imagen muestra a la Señora de todos los Pueblos de pie sobre el globo
de la tierra, envuelta en la luz de Dios, delante de la Cruz de su Hijo,
a quien está inseparablemente unida.
De las manos de María brotan tres rayos: Gracia, Redención y Paz, que Ella puede dar a todo aquel que la invoque como Abogada.
El rebaño de ovejas representa a los pueblos del mundo
entero, los cuales no descansarán hasta que no levanten la mirada hacia
la Cruz, el centro del mundo.
“He puesto mis pies firmemente
sobre el globo terrestre, porque en este tiempo, el Padre y el Hijo
quieren traerme en este mundo, como la Corredentora, Medianera y
Abogada” (31.05.1951). “Este tiempo es nuestro tiempo” (02.07.1951).
Sin duda, María no es el centro –Ella está ante la Cruz del Hijo– y
sin embargo es VOLUNTAD DIVINA que por su vocación de Corredentora,
Medianera y Abogada Ella se encuentre en el centro, sobre todo en el
centro de nuestro corazón, para llevarnos a EL. Es algo que Ella subraya
de forma explícita, diciendo de sí misma:
“No yo, sino la Cruz.” (16.12.1949).
“Esta imagen habla claro y desde ahora será llevada por el mundo, porque el mundo nuevamente necesita la Cruz” (15.04.1951).
Como en una imagen bíblica, María hace ver a la vidente, en torno a
todo el globo, las cabezas representan a todos los pueblos y razas de la
tierra, añadiendo a continuación:
“No hallarán descanso hasta que no se humillen y miren pacíficamente la Cruz, el centro de este mundo” (31.05.1951).
De nuevo María pide que miremos la Cruz, el centro del mundo. María nos pide que
difundamos esta imagen en todo el mundo porque muestra el significado “y representa el nuevo dogma” (08.12.1952).
Por eso María subraya varias veces que
“Esta imagen precederá a un dogma, un nuevo dogma” (15.04.1951).
SIGNIFICADO DE LA IMAGEN

Los
mensajes de Amsterdam son únicos en la historia de las apariciones
marianas, porque la misma Virgen describe detalladamente su imagen.
María se muestra de tres maneras como la CORREDENTORA:
• Ella está irradiada de la luz divina, delante de la Cruz de Su Hijo, a Quien está inseparablemente unida.
• Ella lleva un paño a la cintura y explica: “Escucha
bien lo que esto significa: Esto es como el lienzo que cubrió la
cintura del Hijo en la Cruz, pues estoy como la Señora ante de la Cruz
del Hijo” (15.04.1951).
• Sus manos presentan llagas luminosas.
Con esta imagen, María describe el sufrimiento físico y espiritual que
ha soportado, junto con su Divino Hijo, por la Redención de la
humanidad.
La Señora pide de nuevo a Ida que se fije en sus manos, y se muestra así como LA MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS: “Observa ahora mis manos y dime lo que ves”.
Entonces Ida ve en medio de las manos como si hubiese habido
una herida y de ahí, de cada mano, salen tres rayos que iluminan las
ovejas. La Señora sonríe y dice: “Estos son tres rayos, los rayos de Gracia, Redención y Paz” (31.05.1951).
La Gracia que viene del Padre, la Redención del Hijo y la Paz del Espíritu Santo.
“He
puesto mis pies firmemente sobre el globo terrestre, porque en este
tiempo, el Padre y el Hijo quieren traerme en este mundo, como la
Corredentora, Medianera y Abogada” (31.05.1951).
“Este tiempo es nuestro tiempo” (02.07.1951).
MARÍA NO ES EL CENTRO, PERO ESTÁ EN EL CENTRO
Sin duda, María no es el centro –Ella está ante la Cruz del Hijo– y
sin embargo es VOLUNTAD DIVINA que por su vocación de Corredentora,
Medianera y Abogada Ella se encuentre en el centro, sobre todo en el
centro de nuestro corazón, para llevarnos a EL.
Es algo que Ella subraya de forma explícita, diciendo de sí misma: “No yo, sino la Cruz.” (16.12.1949).
“Esta imagen habla claro y desde ahora será llevada por el mundo, porque el mundo nuevamente necesita la Cruz” (15.04.1951).
IMAGEN PARA MEDITAR
Quien mira por primera vez la imagen de la Señora de todos los Pueblos
tal vez se extrañe de ver a María sin Jesús ante la Cruz redentora.
Alguien puede preguntarse en forma crítica: “¿Tal vez no esconde la
Cruz?”.
Parece como si, con esta imagen insólita, nuestra Madre, de pie ante
la Cruz, quiera animarnos e invitarnos a reflexionar profundamente sobre
su vocación y su lugar en el plan divino de salvación.
Naturalmente, María podría ponerse al lado e indicarnos el Salvador
en la Cruz. Muchos célebres pintores, en cada siglo, han representado
así el sufrimiento de Jesús y de María en el Calvario.
Sin embargo, la cuadro de Amsterdam no busca representar la
misión y el sufrimiento del Redentor, sino, como dicen los mensajes, el
cuadro habla de la Corredentora (cfr. 29.04.1951).
Sí, esta imagen pretende expresar la vocación de la Madre Co-redentora, sin ofuscar con ello en lo más mínimo la del Redentor.
Efectivamente, Jesús ya ha resucitado y ha subido al Cielo en la
gloria del Padre. Por eso, la Cruz está en el resplandor de la luz de la
Resurrección, que inunda a María. La Madre de Dios en el centro, ante
la Cruz, nos ayuda a comprender que la Madre y el Hijo están
indisolublemente unidos en su misión.
Donde está el Hijo está siempre la Madre. El mismo
Hijo divino la ha llamado a su lado, al centro, en su papel de
Corredentora, para que comprendamos con gozo cómo en esa colocación de
Madre, Ella sea Medianera de las gracias de la Redención, para todos los
Pueblos, que brotan de los sufrimientos padecidos, interviniendo en
nuestra defensa e intercediendo como Abogada por nosotros.