Según la Tradición, la Virgen Madre de Dios nació en Jerusalén, junto a la piscina de Bezatha. La Liturgia Oriental celebra su nacimiento cantando poéticamente que este día es el preludio de la alegría universal, en el que han comenzado a soplar los vientos que anuncian la salvación. Por eso nuestra liturgia nos invita a celebrar con alegría el nacimiento de María, pues de ella nació el sol de justicia, Cristo Nuestro Señor.
Santa Ana Y la Santísima Virgen.
Dichosa tú, santísima Virgen María, y digna de toda alabanza, porque de ti nació el sol de justicia, Jesucristo, nuestro Dios. Aleluya.
Dulce melodía me trasporta
Al paraíso terrenal
Y la oscuridad me torna
A un mundo celestial.
Donde emerge la Aurora
Por el camino boreal.
Trayéndonos la esperanza
En su hermosura virginal.
La rosa más hermosa,
Prosa bella y singular…
Eres Tú Reina, y Señora
Del fragmento original.
Qué en su armonía
El firmamento esta.
Por la llegada divina
Esencia de trinidad.
En tu pureza María
Se lava la humanidad.
Trayendo la prenda
Salvífica de eternidad.
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Autora: Mercedes Ramos
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