
¡Tú eres la llena de gracia!
Te alabamos,
Hija predilecta del Padre.
Te bendecimos,
Madre del Verbo divino.
Te veneramos,
Sagrario del Espíritu Santo.
Te invocamos;
Madre y Modelo
de toda la Iglesia.
Te contemplamos,
imagen realizada
de las esperanzas
de toda la humanidad.
(Juan Pablo II)
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